la penumbra disimula la ruina del lugar,
disimula lo podrido del silencio
que mata, que carcome mis ojos
que ya no pueden ver la luz.
Busco y rebusco entre los rincones,
pedazos de luz que nunca vi,
Abro las ventanas, pero el sol no entra,
solo las sombras de los que vienen y van
pero nunca jamás se quedan.
Cruje la silla, llorando su desamor,
vieja testigo de lo que nunca existió,
Se olvidó de reír o nunca le enseñaron,
que la risa falsa siempre hiere,
que la piel hay que vestirla de olvido,
pues los recuerdos también matan de a poco.
7 comentarios:
Siento como que en todos nosotros hay una silla, vieja o mecedora que nos jala a los recuerdos. Yo recuerdo una mecedora en la que me mecía mi abuela sentada en sus rodillas.
Pero estos recuerdos no me matan me animan. Pero tienes razón hay recuerdos que matan de a poco.
Saludos.
Resplandeciente artesanía, este reflejo, amiga mía.
Mientras leia tus bellas letras me vi sentado en medio de esa penumbra que abraza.
Hermoso!
Besos Alma,y se feliz!
FULLL TEXTO. MUY REFLEXIVO CIERRE.
UN ABRAZO
Cuantas historias puede contar una silla vieja. Y tu lo has reflejado en tu bello poema.
saludos.
mariarosa
Uno olvida reír, cuando ya no quedan motivos para hacerlo... buena entrada .... Michel
www.micheldeb.tk
www.lamalapoesia.tk
Una vieja silla es cofre de recuerdos que de vez en cuando nos golpea el alma. Muy bello poema, Alma. Un abrazo
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